Eugenio Siragusa.

Eugenio Siragusa.
Mensajes transmitidos desde el cielo a la tierra para una apertura de Verdadera Consciencia.

viernes, 15 de julio de 2011

A los futuros esposos y padres, a las futuras esposas y madres, les dicen los extraterrestres.

Comprendemos cuán difícil es dedicarse al bien de los que van a nacer, pero si amáis verdaderamente a vuestras criaturas y les queréis dar una existencia serena, a través de la salud del cuerpo y de la mente, y una alegría del espíritu, destinado a vivificar los habitáculos materiales, debéis considerar la Obra del Amor Creativo, un acto de gran religiosidad ante Dios y los hombres. En esto consiste el secreto de la perfecta evolución de la raza humana, tanto en la materia como en el espíritu.

Nuestros científicos son Maestros de la Ciencia Pura, desarrollada y practicada en millares de sistemas solares del universo al que también pertenece vuestro sistema solar. Algunos planetas de vuestro sistema solar, hacen parte activa de esta Gran Confederación Interestelar y aplican de lleno, con escrupulosa exactitud y pleno conocimiento, los postulados de la Ciencia pura que nuestros cuerdos Maestros utilizan para el Supremo Bien Colectivo Universal.

Vosotras mujeres, futuras esposas y madres de la Tierra, no imagináis, ni remotamente, la gran responsabilidad que habéis asumido ante el Santísimo Padre Creador, y ante las Leyes Universales, cuando la Divina Llama de la Maternidad ha invadido de suave ternura vuestras almas. El mas alto concepto que nosotros, extraterrestres, honramos, es precisamente el Amor Creativo que enzalsa, en un plano puramente Divino, el corazón y el espíritu de la mujer. Nosotros sabemos esto y honramos con profunda devoción y con escrupulosa atención el proceso que comporta la edificación de esta Obra Divina. Para nosotros, la concepción es un acto, mas que físico, espiritual, esto está, en efecto, por encima de todo pensamiento nuestro, por una Ley innata en nosotros, con aquel Amor puro que no admite otras condiciones, fuera de aquellas que sirven a volver perfecto el desdoblamiento de nuestra personalidad en un cuerpo totalmente sano, habitáculo idóneo para un espíritu evolucionado. Recordad, Mujeres de la Tierra: María, la dulcísima Madre de Jesús, edificó con gran conocimiento y por Divina inspiración el templo físico en el que debía instalarse Cristo, Esplendor Eterno de Dios.

Ahora que habéis crecido, tambíen espiritualmente, os es facil comprender cuán grande y sublime es este incomparable sentido de la realidad hacia Dios y hacia todos los seres del Universo. La vuestra, en verdad, es una Obra Santa que en toda circunstancia debe ser rodeada de sabia premura, si verdaderamente deseáis que vuestras criaturas tengan la posibilidad de volverse habitáculos inmaculados de almas elegidas, de espíritus perfectos de belleza y sabiduría angélicas.

Un tal conocimiento, alcanzado con amor, sentido de responsabilidad y perseverancia, modificaría positivamente vuestras estructuras Psico-Físicas en una efectiva forma evolutiva; equilibrada, sana e idónea para albergar con alegría al Espíritu Santo del Padre Creador. Es por esto, por lo que os exhortamos a observar y experimentar cuanto, a continuación, os indicamos, seguros de haberos sugerido, aunque muy sintéticamente, los valores básicos, que más y mejor, os procurarán la alegría de una Santa Maternidad y de una preciosa contribución a una mas rápida y segura ascención evolutiva de la raza humana de este planeta. Si, en verdad, os atenéis a cuánto nosotros os aconsejamos, los recién nacidos semejarán más a los ángeles que a los hombres de hoy. He aquí reagrupado en siete puntos fundamentales aquello, que vosotras mujeres, debéis observar cuerdamente para ser, cada vez, más dignas del cometido que Dios os ha confiado:


1.      El acto creativo debe desarrollarse en un clima de pasión espiritual, evitando, lo más posible, la completa participación al sentido de material erotismo. También el hombre debe de participar plenamente a tal preciosa predisposición y compartirla.


2.      La mujer que está en gestación debe habitar, durante todo este período, en lugares, saludables, en donde abunda una rica vegetación, y en el suave silencio del alma absorta, contemplar su sublime acto creativo. Debe nutrirse en alegría de espíritu, serena como una negligente muchacha raptada por la belleza de la naturaleza que la circunda, para que ella, como esta, pueda en perfecta distensión, perpetuar la especie.


3.      Por la particular situación de vuestra atmósfera, bastante contaminada por elementos tóxicos, y a menudo letales, es preferible la zona alta de los montes, en donde el aire es todavía, puro y fragante de aromática vegetación.


4.      Ninguna emoción debe turbar su corazón, su alma y su espíritu. Tal felicidad debe estar siempre presente en ella, en un período tan delicado y extremadamente comprometido.


5.      La alimentación debe estar en sintonía con el perfecto equilibro natural evolutivo. La leche, la fruta, las verduras frescas de los campos, cultivadas con cuidada competencia, constituyen los alimentos ideales por ser ligeros, asimilables y ricos en vitaminas. No manjares groseros, sino alimentos naturalmente puros y sustancialmente evolucionados.


6.      Los movimientos gimnásticos sean armonioso, graciosos y acompañados con dulzura espiritual al nacimiento y a la puesta del sol. Reposo y respiración profunda al nacer el día.


7.      Evitar siempre y de modo absoluto el humo de los nocivos cigarrillos, porque es vehículo de muchos males que os postran y fácilmente se transmiten a la generación futura. Ninguna bebida alcohólica, café y excitantes de cualquier tipo. Ninguna medicina, esfuerzos inconsiderados, excitaciones psicofísicas y todo aquello que pueda influir negativamente sobre el embarazo.



 Estos siete principios, observados con serena consciencia os darán ciertamente la inmensa alegría de tener hijos que semejarán a los Ángeles de Nuestro Señor. Sobre nuestros numerosísimos mundos, tal institución es el primero y el más importante hecho social, al cual, nuestra ciencia da el más gran valor. Nosotros consideramos este delicado cometido la Primera Ley Divina del Padre Creador y por esto os estamos muy ligados con respeto  incondicional. Gracias a la Obra Santa de nuestros Divinos Rectores, conocedores de la Ciencia de la Ciencia Pura y Edificadores del Bien Supremo, nos volvemos dignos del Amor y de la Voluntad de Dios, vuestro y nuestro Padre. Nosotros os invitamos, mujeres, a escuchar cuánto os hemos aconsejado con fraterno amor.

Exhortamos particularmente a vuestros gobernantes y a vuestros científicos a tomar en seria consideración tan necesaria institución, que más que cualquier otra, podrá dar al mundo entero frutos maravillosos, llenos de estupenda sabiduría; nosotros os rogamos de creernos y de tener cuenta de nuestro fraterno amor hacia vosotros, que además de representar un amor puramente cristiano, quiere ser la pasión espiritual de nuestro y vuestro Padre Celeste.”

                                                                                                   Eugenio Siragusa