¡Es un delito!
Sabéis, muy bien, que suprimir una vida llamada, es una desobediencia grave hacia la Ley Suprema de la creación y del creador. También sabéis, que existen períodos, durante los cuales una nueva vida no es llamada.
El animal, distintivamente que el hombre, actúa para nacer la vida y multiplicar la especie; lo hace precisamente durante los períodos en los que la hembra es apta para ser fecundada (menstruación). No es lo mismo para la mujer; durante el período de menstruación no es fecundable; este período que varía, no sobrepasa jamás el séptimo día, si la mujer tiene buena salud. Hay todavía dos períodos de no fecundación, siete días antes, y siete días después de la menstruación. En total 21 días os permiten actuar sobre el plan erótico sin incurrir en prejuicios por apremio o delito.
Vuestra ciencia podría, con solo quererlo, tener la certeza de esto que yo os comunico en síntesis, y esta certeza, evitaría los molestos traumatismos, a menudo deletéreos, hacia los que van vuestras mujeres cuando recurren a medios de impedimentos coercitivos.
A menudo estas intervenciones, producen desequilibrios psico-físico mortales. El aborto, como vosotros lo practicáis, sin conciencia, además de ser un delito grave hacia Dios y los hombres, es también, y sobre todo, el efecto que no se puede ser atrincherado por una Ley que vosotros debíais conocer bien. Yo os digo: sería muy, muy saludable hacer el amor con un sentido juicioso de las responsabilidades y acordándoos religiosamente, de que vuestro paso temporal en el mundo, tiene un fin bien preciso en la economía del devenir eterno de la vida y de los ciclos ecológicos de toda la creación.
Adoniesis.
(Ayze, Junio de 1973)
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