La mujer debería ser el habitáculo del amor y no, como siempre ha sido, objeto degenerativo de exclusiva sexualidad.
Nosotros notamos la tolerancia que se concede en el divulgar la figura de la mujer como medio irritativo a traves de films y revistas hoy de moda sobre vuestro planeta.
Notamos, del mismo modo, la pasividad de las mujeres en el impedir que esto suceda, facilitando asi una concepción errada de su real personalidad, estimulando una decadente incapacidad de devoción y de respeto por parte del hombre.
La mujer no es inferior al hombre, ni privada de los mismos derechos de los que el hombre disfruta. La mujer es y debe ser el ideal complemento del hombre con los valores que ella posee y que serán venerados y respetados.
Pero si la mujer empuja su real personalidad en el impacto con una crónica visiva degenerativa y teñida de vulgar prostitución, es inevitable el encuentro entre lo irritante y lo irritado, con las consecuencias igualmente inevitables de las violencias sexuales.
La falta de una seria educación en este campo, no resolvera el problema moral de la mujer terrestre.
Paz.
Hoara
1 de Marzo de 1980
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