Exaltad la humanidad y la comprension y en ningún caso prevalezca el egoísmo ni cuanto pueda herir o denigrar la armonía que cimenta el amor paterno. Socorreros en los momentos de necesidad, dando todo lo que podéis y debéis dar. Aquellos que reciben, tengan siempre presente la necesidad de dar gracias al altísimo y de reciprocar, con humilde dulzura y con premuroso amor, el generoso corazón del hermano o de la hermana.
Sentiros siempre una sola cosa, para que la luz crística demore en vuestros espíritus y en vuestros corazones. No juzguéis, constatad y reprended con amor y dulzura a quien erra o comete acciones que desarmonizan o desarrollan vibraciones negativas.
No temáis a los que deban perseverar en las acciones diabólicas, hay quien ve y provee, para que estos no tengan ni la fuerza ni la voluntad de poder dañar creando confusión.
La sonrisa siempre este en vuestros labios y la luz del amor en vuestros ojos. Quereros siempre bien y el deseo de amaros, los unos a los otros, este siempre vivo en vuestros espíritus y en vuestros corazones. La bendición del cielo nunca faltara.
Paz a vosotros.
El Consolador
(Nicolosi, 5 de Diciembre 1977, 11:18hs)
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