Hoara explica:
En estos últimos siglos se ha desarrollado una tan morbosa como errada actividad tendiente en instruir dinamismos psíquicos capaces de volverse medios coercitivos condicionantes.
Muchos individuos, psíquicamente débiles, practican, consciente o inconscientemente, un vampirismo psíquico, estimulándose en ellos la impelente necesidad de cargarse, en detrimento de aquellos que a menudo se convierten en los instrumentos de sus necesidades.
La absorción de la psique por parte de entidades vivientes o desencarnadas, conlleva un progresivo debilitamiento psico-físico y por lo tanto inevitables distonías neurológicas en aquellos sujetos particularmente predispuestos y fácilmente coercibles.
En este caso es preciso que la parte condicionada se desasocie de la fuerza mental del condicionador, aislándose psíquicamente y creando una barrera protectora suficientemente activa y capaz de impedir la acción del vampirismo psiquico por parte de quién consciente o inconscientemente, lo practica con sistemas fácilmente intuibles.
Existe además en vampirismo físico que no es menos deletéreo del anterior.
Este discurso lo continuaremos.
Tened paz y fortaleza espiritual.
Hoara
(Nicolosi, 20-11-78)
Vampirismo Físico
Hoara explica:
Uno de los vampirismos físicos mas frecuentes es la posesión de la persona de la cual se puede sacar seguridad, cuando se esta afectado por la autoinsuficiencia de la propia personalidad o cuando turbas psíquicas dejan a la persona debilitada en inferioridad respecto de los demás suficientemente seguros y personalmente fuertes.
Entonces, el vampirismo físico se vuelve indispensable para ese tipo de sujeto y busca desesperadamente de aferrarse, mas que por amor, por impelente necesidad, a quien puede disponer de los valores necesarios de los que sacar, recurriendo a sistemas violentos, el sustento que le es necesario.
El celo morboso, la posesión enervante y todo cuanto desarrolla semejante imperiosa necesidad, obliga a menudo al debilitamiento fisiológico de quien se presta a este tipo de vampirismo.
El mejor consejo, en este caso, es el de evitar que el sujeto persevere en el error y el de estimularle para que realice la propia seguridad con el fin de que se normalicen los defectos vueltos hipertróficos y dañinos para el mismo y para los demás.
Paz.
Hoara
(Nicolosi, 20-11-78)
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