Menospreciáis y perseguís a los que desean un mundo mejor, una humanidad fraternal, feliz, menos egoísta, menos violenta, menos hipócrita, menos auto-suficiente, menos destructiva.
¿Teméis? ¿Qué teméis? ¿La justicia?
¿Teméis a los que, creciendo, no os se asemejan más, no estando dispuestos a cometer los errores y los horrores que habéis cometido y cometéis?
Tenéis el fango hasta los cabellos y quisierais implicar a los que desean quedar limpios. Entonces disuadís, denigráis, vituperáis con lengua bifurcada. Decís: ¡Están locos! Y bien, amigos terrestres, nosotros os decimos haber injertado sobre 7.465.006 personas de ambos sexos, una genética que no es de vuestro mundo. Estos saben, muy bien, lo que deben de hacer y no temen absolutamente vuestros blasfemos juicios, ni vuestro odio.
Su conmiseración es grande y a vuestro odio anteponen su amor. Pero cuidado: pueden anteponer su justicia, si su amor no fuese suficiente para haceros arrepentir y no perseverar en el error. La fuerza que reside en el pensamiento de estas personas está regulada por una programación bien precisa y ausente de cualquier ambición negativa coercitiva.
La genética que poseen no se lo permite, porque vuelve plenamente consciente del bien y del mal. Sus pensamientos son cuerpos actuantes y modificadores. Los efectos negativos, salidos de causa negativa vienen refrenados por estos cuerpos-pensamiento modificadores y, casi siempre, transmutados en efectos positivos. Nuestra asistencia sobre ellos es activa y constante, porque son nuestros hermanos a todos los efectos.
Debemos, aunque la mayoría no lo aprecie, crear los presupuestos ideales del Reino de Dios en la tierra. Es un designio que debemos realizar por suprema voluntad del altísimo y creemos deber advertiros que todo tipo de oposición resultara en vano.
Es el tiempo, ¡lo sabíais! replicar a Dios, no es posible.
Paz.
Woodok
(Nicolosi, 11 de Enero de 1977)
"La Justicia"
Vito Vitulli
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