Eugenio Siragusa.

Eugenio Siragusa.
Mensajes transmitidos desde el cielo a la tierra para una apertura de Verdadera Consciencia.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Manchas Solares.

¿Que es el Sol, sino una glandula planetaria que segrega las condiciones necesarias para que la humanidad pueda nacer, crecer y actuar?. La Fuerza Creadora del Espíritu Primero, que los terrestres llamaron Dios, se encuentra, ante todo, en el Sol que los hombres aprecian por sus tesoros de luz y de calor.

Dios, entonces, es esta inteligencia vital que los ojos de los hombres no perciben, pero que compenetra cada célula e inunda de armonía y equilibrio. Armonía y equilibrio son los testimonios de la vida. La vida es el testimonio del amor creador. Los hombres que se manifiestan por miles de millones en el átomo tierra, son la resultante de esta emisión divina. Pero cuando en estos miles de millones de hombres laten otros tantos miles de millones de corazones, queriendo alimentarse de odio que mancha y ensucia la pureza de la Idea Creadora Divina, las manchas que el hombre ve en el Sol son por consecuencia, un vacio de amor que vuelve sobre la tierra, por la Ley de Causa y Efecto.

Entonces, ya que todo efecto crea otra causa, los hombres multiplicaron sus propios bullicios, y su vida se volverá una loca balada alrededor de los ídolos del odio y de la negatividad, ídolos que, siempre por la Ley de Causa y Efecto, los hombres ofrecerán en holocausto final en honor de los cuales el género humano se inmolará.

El tiempo vendrá en que los hombres conocerán la profecía del Apocalipsis de Juan: "El Sol se volverá negro como un saco de crin". Esto significa, que llegará un día en que, a causa del inmenso odio que los hombres albergan en sus corazones, el Sol, esta glandula del amor creador de la Inteligencia Primera, se cubrirá de una inmensa mancha, engendrada por esta emisión de odio de toda la humanidad.

Sucedera entonces que el Sol, no podrá más segregar armonía y equilibrio que consuelan a los hombres y los vuelven cuerdos. Del Sol no les llegará mas la vida, sino la desarmonía y el equilibrio de los que ellos habrán sido la causa.

Es así que por la Ley fatal e inflexible de Causa y Efecto, la vida sobre la Tierra se apagará, semejante a una bombilla que ya no es alimentada por el generador de corriente.

"Porque habrá entonces una tribulación tan grande como no la hubo desde el principio del mundo hasta el presente, ni la volverá a haber." (Mateo, 24-21)



¡Científicos! ¡Hombres de Gobierno!

Muy a pesar nuestro, una vez más tenemos necesariamente que advertiros que si continuáis poniendo en práctica los locos designios que os habéis prefijado sobre los experimentos nucleares, nos apesadumbra afirmaros que ya no se podra hacer nada más para evitar que éste, vuestro mundo, sufra un duro golpe de naturaleza desastrosa y mortal. Si no queréis que éste vuestro planeta, se convierta en un doloroso valle de penas; como lo fue en el pasado, debéis, de la forma mas decisiva, detener, y para siempre, estos vuestros injustificables y letales experimentos nucleares.

¿Porqué queréis a toda costa auto-destruiros tan terriblemente, echando a perder vuestro esfuerzo en la historia evolutiva?

Este mensaje, que hemos dictado con gran amor, pero con idéntica preocupación, es una de las exhortaciónes con mas sentimietno que damos, dada la gravedad de los actos que os proponéis realizar. Nosotros hemos hecho mucho y continuaremos haciendo lo posible para evitar lo peor. Si vosotros, gobernantes y hombres de ciencia, escogéis lo peor, a nosotros solo nos quedaría el único deber de llevar lejos del irremediable desastre, a aquellos que han conocido y comprendido y que han amado al prójimo como nosotros amamos.

¡Por tanto, pues, sed cuerdos y responsables, si queréis sobrevivir!...

                                                                                 En fe de ello, Eugenio Siragusa.
                                                                                        30 de Abril de 1962

Este Mensaje fue remitido por el Sr. Eugenio Siragusa, a todos los jefes de Gobierno sin que el envío, haya producido efecto alguno.

1º Encuentro en el Etna en el 30 de Abril de 1962. (Asthar e Itacar).

Texto del comunicado


"Con desagrado debemos advertiros necesariamente sobre el peligro de vuestros experimentos nucleares. Nos duele afirmar que nada se podra hacer para evitar que vuestro mundo sufra un duro golpe de naturaleza catastrofica y mortal.

Si queréis que vuestro planeta no se convierta en el cuerpo doliente de un lejano tiempo, debéis abandonar de modo definitivo y para siempre, vuestros deletereos experiementos nucleares.

Hemos sido encargados para vigilar vuestro destino, porque tenemos confianza en vuestro porvenir. Estad completamente seguros de que si tenéis la fuerza y el coraje para realizar una solida union entre todos los habitantes de la tierra y lleváis a cabo la completa destrucción de los armamentos nucleares, que ahora mas que nunca os hacen orgullosamente dañinos y morbosamente agresivos, todo sera posible.

Este mensaje que hemos dictado con tanto amor y no menos preocupacion, es uno de los mas sentidos que hemos transmitido dada la gravedad de los actos que os proponéis cometer. Hemos hecho mucho y continuaremos haciéndolo para evitar lo peor. Vosotros, gobernantes y hombres de ciencia, habéis elegido el camino mas negativo. Sed cuerdos y responsables si queréis sobrevivir. Haced que no sea inutil la condonacion celeste que os concedio Jesús por Gracia del Padre Creador."

                                                                                   30 de Abril de 1962
                                                                                   Monte Manfré (Etna)

jueves, 15 de septiembre de 2011

Nosotros no somos ni débiles ni violentos: ¡Somos Justos!

Nosotros somos como es necesario ser para poder servir conscientemente el gran edificio creador de la inteligencia superior del cosmos.

Ser numerosos los que nos piden comportamientos que nosotros no podemos asumir, de ningún modo; nosotros  tampoco podemos satisfacer las demandas de manifestación que pueden garantizar, de forma diferente a la programada, nuestra presencia operacional sobre vuestro planeta.

Os recordamos que nosotros os hemos dicho muchas veces que sabemos, muy bien, lo que debemos hacer y como debemos hacerlo, para alcanzar, de lleno, el fin de nuestra misión. Nosotros podemos cambiar lo que la inteligencia superior ya ha preparado para la manifestación de sus designios divinos.

También os hemos dicho que nosotros, contenemos conscientemente esta inteligencia superior que vosotros llamáis Dios y que, igualmente, somos perfectamente conscientes de deber servirla sin limites y sin condiciones.

Nosotros conocemos, muy bien, las dificultades que tenéis para comprenderos, pero no dejamos que nunca os falte lo que debéis de conocer para remontar estas dificultades, para que podáis, fácilmente, recibir nuestra verdad dentro de la economía creativa del cosmos.

Paz.


                                                                                                         Adoniesis
                                                                                              (23 de Abril de 1975)

Yo soy Adoniesis y me dirijo a todos los que creen y trabajan por mi bien fraternal en la Luz de la Verdad Cósmica Suprema.

Yo os ruego de no considerarme malo si, a menudo, estoy obligado a ser duro cuando os comunico lo que debéis de comprender cuando se ama y que se desea ardientemente el bien y la salvación de su prójimo, es necesario ser así en ciertas circunstancias particulares, aun sabiendo que las reacciones son malas por parte de los que reciben un cuidado benevolente y fraternal así como una atención particular, con el fin de evitarles caer en situaciones de sufrimiento o de stress psicofísicos. Ser débil, en ciertos casos, podría significar un desinterés hacia aquel que se ama y vosotros sabéis muy bien que nosotros os amamos y que intervenimos, a menudo, en la tutela de vuestro destino, aun si nuestra intervención no es conocida por vosotros.

En consecuencia, no tengáis pena si alguna vez, nuestra metodología pueda pareceros extraña y no conforma a vuestros deseos o decididamente en contraste con el amor que nosotros afirmamos alimentar hacia vosotros. Si nosotros vemos que vais hacia un grave peligro, debemos de hacer nuestro posible para disuadiros de recorrer el sendero que os conduce hacia este peligro. Nuestro deber  es daros los signos necesarios y los estímulos interiores mas eficaces para que se desarrolle un instinto claro y preciso, pero nosotros no podemos ni debemos pasar estas posibilidades. La decisión de la elección depende siempre de un acto de vuestra voluntad. Nosotros no podemos coaccionar, vuestra elección depende siempre de un acto de vuestra voluntad. Nosotros no podemos coaccionar vuestra voluntad, nosotros solo podemos influenciarla, estimularla a seguir un sendero en lugar de otro.

Para nuestros operadores, la metodología es muy diferente, puesto que es un valor ya programado en ellos.



                                                                                            Vuestro Adoniesis
                                                                             (Valvedere, 31 de Julio de 1974)

Trasplante de Órganos

La ciencia medica terrestre esta en camino de cometer terribles delitos anímico-espirituales. Mutilar un cuerpo antes del tercer día, es decir, antes de que el proceso de redimensionado se haya podido enlazar, significa deshacer coercitivamente las uniones psico-físicas que subsisten todavía en los planos dimensionales y que, están hasta hoy, ignoradas por la ciencia medica terrestre.

Quitar un órgano vital, antes del tercer día, causa daño irreparable al muerto. Se ve privado, de esta forma, de la  necesidad indispensable de poder concebir la experiencia y de transferirla sobre el plano anímico-espiritual, donde residen todas las otras experiencias vividas. Pero la ciencia de este planeta, que ignora esta ley inmutable (Ley mejor confirmada por el Genio Universal Crístico Jesús), se deja ganar por la convicción ilusoria de este arte  no provoca ningún daño y que el hecho de practicarla constituye un beneficio para el hombre. Yo afirmo que este arte comporta una gravedad enorme, irreparable y que permite los crimenes mas horribles que el hombre a cometido jamás. El camino tomado por la ciencia medica terrestre para vencer las anomalias del musculo cardiaco y de los otros organos vitales deteriorados por los actos negativos, es falso y esta cargado de desagradables retorceduras que yo prefiero no enumerar aqui. Solo me esta permitido poner en evidencia la realidad de estos actos inconscientes que vuestra ciencia realiza con una ligereza cínica desprovista de todo sentido de responsabilidad cristiana.

Es cierto que, mientras no renunciéis a mirar la armonía de los elementos que rigen las estructuras energéticas de la fuerza vital, no podréis, y nosotros todavia menos, resolver la dolorosa cuestión de vuestras enfermedades, tanto físicas como psíquicas. Numerosos terrestres se preguntan por que nosotros no intervenimos energicamente para cambiar radicalmente estas situaciones negativas que afligen vuestra naturaleza humana. A esto, yo contesto que vuestra obstinación es la que nos impide hacerlo, ya que vosotros no queréis crear las condiciones que nosotros os pedimos.

Vuestra ciencia cree poder resolverlo todo, mediante la simple manipulación de la materia, descuidando los valores positivos eternos que estan presentes, bien que invisibles en la misma materia, y que gobiernan la armonía estructural de todos sus componentes, que se manifiestan tanto sobre el plano dimensional físico como sobre el superior anímico-espiritual. Uno de estos valores, positivos eternos, es la Ley del Rechazo, o mejor la incompatibilidad de carácter innato en las estructuras energéticas de un órgano con relación a otro. Es una Ley que actua y determina, aun si vuestra ciencia la adivina y quisiese cambiar la determinación que incluso temporalmente impedida, queda latente y dispuesta a reaccionar al mas pequeño desorden traumático de la actividad psíquica. Yo os confirmo que los transplantes son crímenes terribles y que sus consecuencias tienen una inmensa gravedad.

Os he dicho lo que tenia que deciros.



                                                                                                        Adoniesis
                                                                                           (desde la astronave PAX)
                                                                                                    Eugenio Siragusa
                                                                                          (Catania, 23 de Mayo 1968)



                                                                           

jueves, 8 de septiembre de 2011

Cuesta decir la Verdad, pero se dice!

                                
Sin secretos.

Cuesta decir la verdad, pero se dice!.

Esconder, ocultar la verdad significa engañar, y el engaño es peor que la traición, ha sido dicho y escrito. La verdad es la realidad que libera al hombre de las dudas, de las incertidumbres y principalmente, de los errores. Mientras se corten las alas de la verdad, quedará la oscuridad en la conciencia de los hombres y fácilmente caerán en la sutil red de cualquier instinto especulativo, siendo víctimas de un juego vil y engañoso.

Ha sido dicho y escrito: “No sois vosotros quienes entráis en el Reino de los Cielos, e impedís que otros entren".

La verdad no puede y no debe ser escondida o mantenida en secreto. Yo soy un amigo sin secretos y con el impelente deseo de decir la verdad, en virtud de cuanto fue dicho, escrito y transmitido. "La verdad los hará libres, libres de verdad".


                                                                   
 El amigo del Hombre: Eugenio Siragusa
                                                                                (Nicolosi, Julio de 1987)






 

martes, 6 de septiembre de 2011

Contacto y compenetración en Sicilia el 25 de Marzo de 1952.

El día 25 de marzo a las seis de la madrugada se producía un acontecimiento que expresaba un punto fundamental del Programa y elegía a uno de sus protagonistas fundamentales: Eugenio Siragusa.

Eugenio Siragusa era un hombre fuerte, de tez morena y cabello negro peinado hacia atrás. Al despertarse a las cinco de la madrugada para acudir al trabajo pensó: “Me gustaría no tener que ir al trabajo hoy, y quedarme en casa con mi mujer y mis hijos celebrando en paz mi 33 aniversario. No todos los días se cumplen 33 años.”
Se levantó del lecho, se fue al baño, se echó unas manotadas de agua en la cara para despertarse, se pasó el peine y salió a la calle para tomar el autobús.

Había niebla cerrada. Se levantó las solapas de la chaqueta, puso bajo el brazo su cartera de mano y enfiló hacia la plaza de los Mártires. Las calles estaban desiertas y solamente se cruzó con otros cataneses que tenían que hacer su camino hacia el trabajo para llegar a las ocho.

Eugenio Siragusa, sin darse cuenta, iba pasando revista a su vida. Evaluaba sus logros como empleado de Arbitrios y no se sentía ni satisfecho ni defraudado; más bien aburrido, como quien ya se sabe de memoria una lección que tendrá que seguir repitiendo.

A lo largo del paseo marítimo Eugenio recibió el olor a sal, el murmullo de las gaviotas ya despiertas, el ruido de los barcos varados en el muelle, las olas. Amanecía lentamente sobre un fondo gris. Había llegado a la parada del autobús que le llevaría a su oficina habitual de arbitrios en la isla. Se cobijó en el alero y esperó.

La calle estaba absolutamente solitaria. No se veía gente, ni movimiento. Era como si un pasillo invisible hubiera dividido la zona del mar y la de la ciudad y él estuviese anclado en medio de ambas, aislado, fuera del tiempo.

De pronto sintió un zumbido agudo en los oídos. Instintivamente levantó la vista para situarlo. De improviso, procedente del mar, trayendo la dirección de la luz del amanecer, divisó un disco que se acercaba hacia él, velocísimo, de un color blanco‑mercurio. A medida que el objeto luminoso se acercaba, su brillo y su luz se hacían más intensos.

El cuerpo físico de Eugenio Siragusa se quedó como hipnotizado, paralizado, mirando sin parpadear en dirección al objeto, cada vez más próximo. A medida que se aproximaba distinguió en el interior de la esfera luminosa una especie de objeto sólido, semejante en su forma a un trompo o un sombrero de sacerdote. De repente se detuvo en el espacio y quedó colgado, inmutable, sobre la vertical del propio Eugenio Siragusa, parado en medio del paseo marítimo, mirando al cielo. Se le había caído la cartera al suelo y miraba hacia arriba en estado de trance. A pesar de que en su interior se encontrase aterrorizado, era incapaz de moverse; sus pies, sus brazos estaban como petrificados. Súbitamente, del objeto, salió una especie de rayo, que tenía la forma de un clavo invertido. La cabeza del clavo fue dirigida hacia él. Sintió que una especie de electricidad penetraba todo su ser. En el acto le invadió una beatitud que nunca había sentido. Su miedo desapareció. Notó que sus músculos físicos se relajaban y que se establecía entre el objeto y su mente una comunicación beatífica, sin ningún contenido concreto, sin que mediase palabra.



Pintura de Vito Vitulli


Luego el rayo luminoso se hizo más sutil y al cabo de un tiempo fue reabsorbido totalmente por el objeto. El globo luminoso entonces se agrandó, varió de coloración y el señor Siragusa dejó de ver la masa sólida del centro. En décimas de segundo la esfera luminosa desapareció sobre su cabeza y pudo distinguir, apenas, un puntito de luz en el espacio.

Había amanecido. La luz solar se tamizaba a través de la niebla y dejaba ver los edificios próximos. Eugenio Siragusa volvió en sí. Miró a su alrededor. Al fondo de la calle apareció el autobús.

Se agachó para recoger su cartera. El autobús paró, abrió sus puertas y siguió de largo. Eugenio Siragusa dio unos pasos, como borracho, tambaleándose. Sintió unas profundas náuseas en la base del estómago. Miró en derredor suyo. No reconocía su ciudad, la calle, los barcos... Ante sus ojos variaba la geografía de los edificios como si fuesen deformados por una cámara de ojo de pez... Todo le parecía extraño, arcaico, sucio, ajeno a él.

Aquella mañana, Eugenio Siragusa no fue al trabajo. Regresó a casa caminando y se acostó. Su mujer, Sarina, se alarmó, le hizo preguntas, pero Eugenio Siragusa permaneció sumido en un mutismo total, con la mirada en el vacío...

Continuaron sus náuseas por un tiempo. Y mientras intentaba situar en su cerebro lo que le acababa de suceder, sintió una voz que le hablaba interiormente. Nunca antes había sentido nada parecido, así que pensó: me estoy volviendo loco... Se pasó la mano por la frente repetidamente. No quiso comer nada en todo el día.

Durante la noche entró en un sueño profundo y regular.
Su mujer le observaba atónita, sin saber qué hacer, cómo comportarse. La mente de Eugenio Siragusa fue teletransportada a los archivos akashicos y comenzó a ver, en un estado semi‑consciente, imágenes de otros tiempos, de otra tierra, de otra generación.

 


Mi actividad no comenzó hasta que estuve dispuesto
a ser programado y esto sucedió cuando cumplí los
Treinta y tres años. Durante todo este tiempo he
Realizado la PRIMERA y SEGUNDA parte de la obra que
Se me pidió desarrollara y que acepté sin condiciones,
Consciente de la desobediencia de Jonás. La TERCERA
Parte de mi actividad comenzará algunos días antes
Del descenso sobre la Tierra del HIJO DEL HOMBRE”.
(Eugenio Siragusa)


Extraido del Libro "El Anunciador. (Oscurecimiento global del planeta)."

lunes, 5 de septiembre de 2011

Biografía de Eugenio Siragusa (1919-2006).

Nacido en Catania el 25 de marzo de 1919, apenas casado vivió en Via Concezione Nº 7, Calle Concepción Nº 7, al lado de la Piazza dei Martiri, Plaza de los Mártires, en donde Eugenio tuvo la compenetración. Completó su primer despertar y dio el impulso de la obra en S. Maria La Stella (Sta. María La Estrella), detrás del altarcito de Via S. Giovanni (Calle San Juan), en donde se encuentra la estatua de la Madonna della Stella, hasta 1970.
La mayor parte de la obra divulgativa con encuentros, correspondencia y viajes, fue desde su vivienda de Valverde, en Via S. Giovanni XXIII, Nº 3, Calle San Juan XXIII Nº 3, hasta 1976. El desarrollo de la obra abarcaba todo el Planeta y diversos colaboradores lo ampliaron con conferencias, opúsculos, transmisiones televisivas. Desde que vive en Nicolosi dejó, cada vez más, su laboriosidad en manos de sucesivos colaboradores para dedicarse a la obra sobre planos astrales.
Iniciaba la segunda mitad del siglo XX cuando tuvo lugar, el 25/3/52, en el espíritu de Eugenio el cambio de la personalidad. Un relámpago, con cielo sereno, como el deslumbrante rayo que impactó sobre Pablo de Tarso. Pero Eugenio con frecuencia contaba, en confidencias íntimas, haber sido seguido, desde niño, por peculiares ayudas invisibles. Y luego en aquellos dos últimos años, antes de sus 33, ya se agitaban en su espíritu una serie de preguntas y de búsquedas interiores.
Solía explicar que en él, la personalidad X había muerto y había sido sustituida por la personalidad Y, por medio del rayo de luz controlado.
Si bien la compenetración de Y iniciaba repentinamente, la propia realización, el instrumento, es decir, la componente física y mental, tuvo la necesidad de 11 años de preparación. De cualquier modo, desde los primeros instantes la Consciencia Nueva se liberó, cada vez más, en la dimensión de la memoria universal bajo la directiva del Espíritu Consolador, revelando los más altos secretos de la Consciencia Cósmica con escritos y dibujos, convirtiéndolo en el nuevo personaje, que obró como Anunciador.
El 25 de marzo es, para los cristianos, el día de la Anunciación y también es el segundo nombre de Eugenio: Nuncio.
Viajó continuamente en astral, estando en El Dorado, sobre el Sol Manifestado Crístico y sobre el Sol Secreto, en donde reside el Padre Poimandres, concediéndonos una levísima parte de Conocimiento que narro, un poco, entre las páginas de este libro.
Páginas que son como una fábula, en donde es inestimable el valor de la vida. Parece un sueño en donde el amor fraterno, hacia toda partícula de lo creado, no tiene límites ni condiciones. Para quien no acepta entrar en el castillo encantado de la propia esencia inmortal, es mejor que quede despreocupado.
Pero para aquel que tiene el coraje de amar al prójimo así como el Maestro Jesús nos ha amado y tener el valor de conocerse a sí mismo, es bueno que dé a Dios lo que es de Dios.



                                                                 Transcripción de Ivett Vivero